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jueves, 30 de mayo de 2013
domingo, 26 de mayo de 2013
sábado, 25 de mayo de 2013
HACE 43 AÑOS OCURRIO EL TERREMOTO MAS DESVASTADOR EN PERU
El 31 de mayo de 1970 se produjo el terremoto más devastador en la historia del Perú y posiblemente del hemisferio occidental. Su magnitud alcanzó 7,5 grados en la escala de Richter. El epicentro fue localizado en las costas de Chimbote y Huarmey, pero los mayores efectos se registraron en ciudades del Callejón de Huaylas: Huaraz, destruida casi por completo, Recuay, Carhuaz, Caraz, Huallanca, y Ranrahirca, que sufrieron daños considerables, así como las provincias costeñas del mismo departamento deAncash que fue afectado totalmente, lo mismo que el sur del departamento de La Libertad.
La tragedia no terminó allí. El terremoto desestabilizó el pico norte del nevado Huascarán (6,655 m de altitud), provocando un alud de 15 millones de m3 de nieve, que llegó a la hermosa ciudad de Yungay en apenas 3 minutos, a una velocidad de 300 km/h, y la sepultó prácticamente con todos sus habitantes.
Los sobrevivientes del área afectada colaboraron solidariamente con el rescate de los heridos así como con el entierro de miles de víctimas en las horas siguientes a la catástrofe. La ayuda desde Lima y otras partes del mundo, no llegó con la urgencia que demandaban las circunstancias, por la destrucción de las carreteras y el aeropuerto de Caraz.
Es ilustrativo recordar que, apenas dos horas después del terremoto, el Hospital Regional de Huaraz, con una capacidad de 150 pacientes, registró el internamiento de 670 heridos graves con traumas múltiples y fracturas graves. La falta de planificación anticipada planteó un reto para la imaginación y creatividad de las autoridades locales de salud. Dada la magnitud del problema y la escasez de personal médico y de enfermería, se decidió aplicar triage, un concepto totalmente nuevo para el personal de salud que prestaba allí servicio.
Como la capital ancashina quedó sin energía eléctrica y el generador que lo suplía en el hospital estaba inhabilitado, las intervenciones quirúrgicas y la atención de urgencia se practicaron con el único auxilio de velas que fueron donadas por iglesias y conventos. Las autoridades locales resolvieron el problema de la escasez de agua potable estableciendo que todos los familiares de los pacientes que acudían a solicitar información, sólo serían recibidos si llevaban un balde de agua del río, de filtración o de manantial, que era permanentemente depositada en cilindros instalados en cada uno de los servicios del hospital. Cuando se agotaron los medicamentos en el hospital, la policía incautó todas las medicinas que se encontraban en los escombros de las farmacias de Huaraz.
Este desastre fue el primer aviso para nuestro país. Sobrevivir a un terremoto y reducir su impacto en nuestras vidas requiere preparación, planeación y práctica. La población debe identificar y reducir los posibles riesgos en su casa, y practicar lo que la familia hará durante un sismo y después de él. Esto le ayudará a minimizar los daños en caso de un terremoto.
En recuerdo de esta tragedia, que originó la creación del Sistema de Defensa Civil, se ha instituido el Día Nacional de la Reflexión sobre Desastres Naturales. Así, cada31 de mayo tenemos la oportunidad de reafirmar conjuntamente el valor de la vida, la integridad, la seguridad y el bienestar general.
La tragedia no terminó allí. El terremoto desestabilizó el pico norte del nevado Huascarán (6,655 m de altitud), provocando un alud de 15 millones de m3 de nieve, que llegó a la hermosa ciudad de Yungay en apenas 3 minutos, a una velocidad de 300 km/h, y la sepultó prácticamente con todos sus habitantes.
Los sobrevivientes del área afectada colaboraron solidariamente con el rescate de los heridos así como con el entierro de miles de víctimas en las horas siguientes a la catástrofe. La ayuda desde Lima y otras partes del mundo, no llegó con la urgencia que demandaban las circunstancias, por la destrucción de las carreteras y el aeropuerto de Caraz.
Es ilustrativo recordar que, apenas dos horas después del terremoto, el Hospital Regional de Huaraz, con una capacidad de 150 pacientes, registró el internamiento de 670 heridos graves con traumas múltiples y fracturas graves. La falta de planificación anticipada planteó un reto para la imaginación y creatividad de las autoridades locales de salud. Dada la magnitud del problema y la escasez de personal médico y de enfermería, se decidió aplicar triage, un concepto totalmente nuevo para el personal de salud que prestaba allí servicio.
Como la capital ancashina quedó sin energía eléctrica y el generador que lo suplía en el hospital estaba inhabilitado, las intervenciones quirúrgicas y la atención de urgencia se practicaron con el único auxilio de velas que fueron donadas por iglesias y conventos. Las autoridades locales resolvieron el problema de la escasez de agua potable estableciendo que todos los familiares de los pacientes que acudían a solicitar información, sólo serían recibidos si llevaban un balde de agua del río, de filtración o de manantial, que era permanentemente depositada en cilindros instalados en cada uno de los servicios del hospital. Cuando se agotaron los medicamentos en el hospital, la policía incautó todas las medicinas que se encontraban en los escombros de las farmacias de Huaraz.
Este desastre fue el primer aviso para nuestro país. Sobrevivir a un terremoto y reducir su impacto en nuestras vidas requiere preparación, planeación y práctica. La población debe identificar y reducir los posibles riesgos en su casa, y practicar lo que la familia hará durante un sismo y después de él. Esto le ayudará a minimizar los daños en caso de un terremoto.
En recuerdo de esta tragedia, que originó la creación del Sistema de Defensa Civil, se ha instituido el Día Nacional de la Reflexión sobre Desastres Naturales. Así, cada31 de mayo tenemos la oportunidad de reafirmar conjuntamente el valor de la vida, la integridad, la seguridad y el bienestar general.
viernes, 17 de mayo de 2013
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