SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL
Adaptado de Enciclopedia Temática El Comercio
La constitución del Perú ha reunido en un mismo capítulo los aspectos de la seguridad nacional y la seguridad ciudadana con las denominaciones, respectivamente de “defensa nacional” y “orden interno”, que no son exactamente las que debe utilizar para referirse aell as. Como se verá a lo largo de este capítulo se trata de temas distintos que solo se juntan ocasionalmente en la vida cotidiana real. Por ello, aquí se tratan en forma separada.
La seguridad nacional es un objetivo a cumplir, y consiste en que la sociedad, como conjunto, tenga las condiciones de tranquilidad y colaboración necesarias para poder vivir y prosperar en paz. Seguridad nacional y paz están vinculadas como ausencia de presiones sobre la sociedad, para que esta sea un ambiente dentro del cual las personas puedan desarrollarse de manera plena.
Está vinculada con la prosperidad, porque una sociedad segura tiene mejores condiciones para progresar. A su vez, el progreso de la sociedad permite mayores condiciones de seguridad. La seguridad nacional puede ser amenazada de diversas maneras: bien por el peligro de conflicto interno, como por ejemplo una sublevación que amenace el orden institucional del Estado.
Como las amenazas siempre están latentes, para alcanzar una mayor seguridad nacional cada sociedad debe elaborar una política de defensa nacional. La defensa nacional consiste en el conjunto de precauciones y medidas preventivas necesarias para evitar que las amenazas se vuelvan serias y graves, tratando de controlarlas, y de ser posible, extinguirlas, como preparación para un eventual conflicto en el que haya que defenderse de hecho contra un agresor, externo o interno.
En el plano exterior, una buena política de defensa nacional consiste en solucionar los problemas con los países vecinos y establecer alianzas internacionales que lleven a la correcta ubicación del Estado peruano en el ámbito de los grandes conflictos internacionales. Muchas veces la seguridad no es amenazada solamente por un país geográficamente cercano sino, por ejemplo, por el terrorismo internacional, o por el narcotráfico, fenómenos transnacionales que concentran gran poder y que en determinadas circunstancias, pueden comprometer la seguridad de varios Estados.
En el plano interior, la defensa nacional debe crear condiciones de pacificación interna, para que las diversas posiciones políticas estén reconocidas siempre dentro del sistema democrático constitucional y participen activamente en él, recibiendo el respeto que merecen, al margen de que se les dé -o no- la razón en lo que propongan. Al tratar el tema de los extremismos, estos pueden ponerse fuera del sistema, y con ello, tender a sublevarse e incluso a asumir una conducta terrorista. Cuando todo esto ocurre, la seguridad interior se ve seriamente amenazada: el Perú experimentó dramáticamente estos problemas a partir de 1980, con Sendero Luminoso.
Tanto los problemas de seguridad exterior como los de seguridad interior pueden conducir a un conflicto armado. Por consiguiente parte muy importante de la política de defensa nacional es prever esta eventualidad: una de las mejores maneras de evitar una guerra o un conflicto interno es que, quienes pretenden agredirnos, sepan que estamos preparados para rechazar exitosamente la violencia que pretenden ejercer sobre nosotros.
Los conflictos armados han ido cambiando a lo largo de la historia de muchas maneras. Una de sus transformaciones fue la de las armas mismas: se ha pasado desde las piedras y los palos de la antigüedad, hasta los misiles y las bombas "inteligentes" del siglo XXI. Pero otra transformación muy importante consiste en que, hasta finales del siglo XIX (y parcialmente, hasta la Primera Guerra Mundial), las guerras las ganaban las Fuerzas Armadas en los campos de batalla.
La Segunda Guerra Mundial ya demostró que la guerra se lleva a cabo dentro de toda la sociedad que está envuelta en el conflicto: en la actualidad, para tener una defensa efectiva contra una agresión, no solo hay que tener unas Fuerzas Armadas eficientes y bien pertrechadas. También es fundamental que toda la población esté preparada, que la economía pueda resistir el impacto de las luchas, y que las personas se unan decididamente frente al agresor en pos de la seguridad.
Por ello, la política de defensa nacional involucra no solo a las Fuerzas Armadas, sino también a la sociedad (y su posibilidad de planificación), a la economía, y a la conducción política integral del país. El Estado que tenga debilidades en todos, o alguno de estos ámbitos), tendrá menor posibilidad de garantizar su seguridad nacional que aquellos otros que sí tienen solidez en su organización económica, política, social y militar. Por eso se dice que la política de defensa nacional concierne a todos: cada uno de los peruanos debe prepararse, en el terreno que le toca, para garantizar de la mejor manera posible la seguridad de la patria.
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